- El
error de la necesidad de hallarte -
Este
desahogo es un adiós a la Llama gemela, no un adiós a su persona en
concreto, sino un adiós a la falsa idea de lo que es, un adiós a lo que
el Ego creía que era y una bienvenida a lo que sí ES, para continuar
avanzando sin las cadenas de una creencia muy arraigada que debía dejar
atrás.
He
creído mucho en algo muy hermoso y mágico, pero que ha sido contaminado
con informaciones y conceptos que provenían de mis creencias, que no sólo han incrementado una ansiedad, un anhelo,
un deseo de que todo fuera como el personaje que interpreto en este
mundo de teatro, se cumpliera, sino que me han llevado a un camino de sufrimiento que era totalmente opcional, no necesario.
Sin
embargo, mi experiencia ha sido muy dura y muy larga en el tiempo, y eso
me ha dado la fuerza y el coraje de tomar la decisión de cortar con la
idea de lo que quería que fuera en este plano terrenal mi conexión con
esa energía que en realidad proviene de mi propio Ser.
Hallé a alguien que me mostró mi obsesión por descubrir la verdad sobre quién era él, esa persona cuyo Ser era también mi Ser, pero la realidad no se correspondía con lo que había en mi alma y ahí empecé a darme cuenta de que nada es lo que parece.
A
veces observo a mi Ego y eso me permite poder discernir lo que hay
dentro de mí. Estar transmutando aquello que es denso no significa
no tener emociones de esa índole, no significa que no se pasen
momentos difíciles, de tristeza y decepción, donde hallas caminos
sin salida, mensajes que se pierden en la nada, percepciones
engañosas, o que no se llegan a hacer palpables, no tienen
confirmación material, afirmaciones que luego se transforman en
ruido, que no se corresponden con la verdad, sueños que se
convierten en algo insustancial.
Tras
un largo período de aprendizaje y de conexión con otros planos,
descubrir que acertaste en todo en lo que se refiere a los demás,
pero que en tu propio caso fallaste desproporcionalmente, es un duro
golpe para el Ego, para la personalidad que se había forjado en
parte en un entrelazado de suposiciones que provenían de las
conexiones con otras dimensiones.
El reclamo de mi ego es que la vida no se entiende, no comprendes por qué tantos años
transcurridos te han llevado hasta un punto que parece ser erróneo,
un punto que no tiene ningún sentido. Señales inconfundibles,
sueños que te muestran a una persona con todo detalle, profesión,
aficiones, lugar de residencia, aspecto físico, edad aproximada, sin conocerla, sin saber si es real...
Mensajes que te muestran incluso su nombre, su religión, sus
sentimientos, su dolor del pasado, muchos hechos demasiado
específicos como para equivocarse. Sin embargo, la realidad no se
corresponde con lo percibido, lo que has sentido dentro de ti con
fuerza, la realidad te muestra un grave error, una confusión que no
se comprende, que queda en el baúl de las dudas eternas, esas que
parece que no quedarán resueltas jamás.
Y
tanta vida que ha pasado, tantos años confiando, tanta fe
malgastada, tanto amor que no llega a ninguna parte, sólo a ser
desperdiciado y no valorado, un amor que se ha desterrado para
siempre en el olvido, en algo que sólo ha caído en una mentira, una
odiosa mentira que duele en lo más hondo de uno mismo. ¡Cuánto ego destilado en estas palabras!
Todos
los sueños, todos los anhelos, todas las certidumbres, se quedan en
nada, en un adiós que se ha revuelto hasta morir entre los sollozos
de una fantasía que se hace añicos ante la cruda verdad.
Y
es que el ego necesita expresar todo su dolor y su razonamiento se basa en que lo peor es perder la fe en uno mismo, en lo que siente, en lo
que sabía con total seguridad, a causa de ¿un equívoco?... ¿Y
quién se equivoca?
Pero me queda la tranquilidad de haber actuado siempre con el corazón,
nunca desde el ego, nunca desde las artimañas, nunca desde la lucha
acérrima de poseer a la persona amada, pero sí desde la batalla de
ser puro amor, ofreciendo libertad de decisión, de experiencia de
vida, pero sin la oportunidad de poder descubrir la verdad oculta,
esa que te hace preguntarte en qué nivel ha quedado el fallo, la
errata que te ha llevado a no creer en ti misma.
El
caso es que no suelo equivocarme cuando actúo desde mi Ser, pero
parece que esta vez no acerté con la precisión oportuna, y eso me
ha hecho darme cuenta de que mi inocencia, o tal vez mi
inconsciencia, se está muriendo, mi ingenuidad, mi espera, y mi ego
quiere enfadarse, gritar, soltar la rabia por esta decepción, por
esta caída tan insulsa, tan injusta... Y es que, claro, la errata es del personaje, no del Ser, porque ha desviado la percepción hacia lo que le convenía, aunque todavía no sé con certeza dónde está el desvío y dónde queda la verdad que el Ser me hacía ver con tanta claridad.
Sin embargo he aprendido algo con todo esto. Toda
una vida...toda... creyendo...y cuando parece que todo empieza
verdaderamente, se acaba...porque nunca comenzó nada, nunca fue,
nunca hallé lo que buscaba, nunca hubo esa ocasión... y ahora
entiendo que la búsqueda es sólo una mera trampa, y ya he dejado de
hacerlo, ya no quiero encontrar a nadie. Buscar es sólo recorrer un camino que te lleva hacia ti mismo, así que tampoco me arrepiento de todo lo que ha sucedido, lo volvería a hacer igual, no cambiaría nada en absoluto.
Ya
nada de eso importa, pero sí importa que después de esta reflexión,
que es un adiós a la fantasía y a la ilusión, dejo ya de querer,
para sólo amarlo todo...
Las
relaciones de pareja son ahora para mí sólo una película de
ficción que quedó en un mundo que ya no transito, así que mi
decisión de soledad es la más adecuada, no puedo ofrecer a nadie un
compromiso en el que yo pierda mi libertad, eso es lo único que me
ha quedado, la alegría de saber amarme y de dejar de necesitar volar
acompañada, aunque mi personaje esté resentido todavía por ello, y
mi Ser esté comenzando a tomar el control, porque esta es
seguramente su última pataleta antes de su rendición total.
Tras
permitir al ego discurrir en esta expresión de dolor, me tomo
vacaciones del desasosiego para irme lejos, muy lejos de quien fui, y
comenzar a vivir sin la idea de ese reencuentro, aprendiendo a ser
yo, sola, sin que la imagen de un futuro junto a quien esperé hallar
durante tantos años sea una meta más, ahora se acabó el romántico
idilio con el espejismo de quien no es, de quien no será jamás,
porque nadie que no haya recorrido su despertar de conciencia por
completo podría acercarse a ser lo que es esa persona que vivo y
siento, tal y como yo le he conocido en otros planos.
No
comprenderé nunca en qué me equivoqué, pero quiero perdonarme,
perdonar y dejar ir todo esto, no merece la pena tanto
padecimiento...
Así
que ahora que he vomitado todo lo que llevaba dentro, me libero y me
entrego a mi Ser para unirme a lo que soy en realidad.
Mi compañero sagrado vive en mí, está a mi lado, es una energía que me cuida y me guía, que me protege y me enseña, que me ama y me orienta, ya le encontré hace muchos años, y no es necesario que esté conmigo en el plano físico, como hombre, como pareja para que mi misión de amor se dé junto a él.
Cada caso es diferente, cada historia tiene su propio aroma, por tanto, esta historia mía y de Araham, queda en que nuestra unión se está dando de esta manera, ahora bien, los demás que estéis en este camino, hallaréis vuestras propias respuestas, así pues, no hagáis de mi experiencia un dogma, no creáis en lo que yo expongo, no lo extrapoléis a vuestra vivencia o vuestro proceso, sólo fluir con vuestro ser, igual que hice yo, pues aunque el ego me ha hecho sufrir mucho, el Ser ha conseguido su objetivo, tomar su lugar poco a poco a través de todo lo que he ido experimentando.
Todo tiene un por qué, o un para qué, yo sólo espero poderlo descubrir algún día por completo, saber qué fue lo que me llevó a sentir con tanta fuerza a esa persona, percibirla, sentirla y saber con antelación algunas cosas que luego se confirmaron.
Todo ese mistero me será revelado. Tras la crisis del Ego, la confianza en mi Ser continúa, he aprendido a discernir al Ego del Ser, de una manera un tanto cruel, tal vez, pero no sería la persona empoderada y fuerte que soy ahora si no hubiera vivido lo que he vivido.
Gracias por leerme.
Arael.