El
amor es una energía de vibración muy elevada, una energía que
llevamos en nosotros, en nuestra Alma encarnada, enfundada en nuestro
cuerpo físico.
En
esta realidad terrenal que vivimos, las experiencias están enfocadas
en la materia, en experimentar el amor a través de las
manifestaciones físicas de nuestra esencia, nuestro Ser.
En
nuestro interior existe esa chispa divina, que es la que emana el
amor, como si fuera un corazón etérico que late y expande su aroma
de luz con cada latido.
La
cuestión es que en estos momentos, muchos de nosotros, desde hace un
tiempo ya, hemos comenzado a depurar toda impureza que no nos
permitía sentir el amor en su grandeza, como lo que es, como esa
energía sublime que es y existe en nosotros y en conexión con
nuestro Yo Superior, y nuestro Espíritu, al que yo llamo Ser Divino,
quien a su vez nos conecta a la Fuente de donde procedemos.
Si
hablo hoy del amor es porque a veces perdemos de vista su procedencia
real y nos centramos en la búsqueda de dicho amor en lo externo.
En
este blog, y en muchos otros lugares, hablamos abiertamente de las
Llamas Gemelas, complementos divinos, y el ser humano desea tanto
sentirse amado, feliz, complacido en los brazos de alguien a quien
amar y con quien compartir el camino de la vida, que a veces se
olvida de que el amor que está buscando y anhelando se encuentra en
su interior.
Si
bien es un concepto que no todo el mundo comprende desde su mente, el
corazón sabe muy bien lo que significa amarse a uno mismo, pues es
esa la gran energía impulsadora, el motor que nos mueve hacia el
crecimiento interior.
La
llama gemela está en cada uno de nosotros, es nuestro amor, nuestra
parte masculina o femenina a la que debemos fusionarnos, pero siempre
hablando de energía.
Ahí
afuera existe alguien que también tiene que amarse a sí mismo,
unirse a su llama interna, y saberse amor, para poder experimentar la
unión entre dos seres completos, que se aman verdaderamente a sí
mismos y entre ellos.
Parece
algo imposible, pero no lo es, y lo primero que tenemos que creer es
eso, que es posible, que todo el esfuerzo, sanación, liberación de
creencias, karmas, etc, se está haciendo precisamente para alcanzar
la pureza interior, ser nuestro Ser en nosotros, manifestado en la
tierra, ser el cielo en la tierra, pues sólo así nos relacionaremos
entre nosotros como seres divinos, y nuestro amor al otro será
cristalino.
La
relación de pareja, tal como la conocemos, no es más que una
ilusión pasajera, un enamoramiento químico, mental, que nos hace
sentir pasión, deseo, deslumbramiento, atracción física...
Sin
embargo, también hay amor, pues somos seres hechos de amor, esa
energía, y podemos amarlo todo, somos capaces de amar la vida con
todo lo que ella es, somos capaces de amar lo que no comprende la
mente, somos amor. Así que no sólo podemos enamorarnos, también
amamos.
Sin
embargo, cuando hablamos de relaciones divinas, ya no hablamos de esa
reacción química que se da de cuerpo a cuerpo, de mente a mente, y
que se expande como un espejismo misterioso y nos impulsa a desear
estar con esa persona desde el apego o la dependencia, o tal vez
desde la necesidad de amar y ser amados, cuando hallamos a nuestra
pareja sagrada no existe esa reacción física basada en los efectos
químicos de nuestro cerebro, ni está basada tampoco en
conveniencias de edad, distancias, religiones, afinidades, belleza
exterior, situación laboral o económica, etc.
Amar
a tu complemento divino es algo irracional, es decir, no proviene de lo mental, es amor de alma, puro,
fuerte, consistente, resistente en el tiempo, el mismo amor que
debemos procesarnos a nosotros mismos, un amor sin dependencia, sin
apego, sin condición.
Cuanto
más evolucionado estás en tu amor hacia ti mismo, menos efectos
mentales notas cuando conoces a tu Llama gemela. Lo que percibes es
todo energético, sensitivo, de origen divino, lo cual también se puede trasladar al cuerpo
físico en forma de reacciones impredecibles, incluso sueños extraños, visiones, telepatía, y es que en el pano mental también suceden cosas que nuestra consciencia racional no puede comprender, porque es algo inusual.
Puedes sentir también que esa persona te atrae mucho cuando el
alma siente el impulso de la fusión, te eleva, te hace sentir que
estás en otro mundo a su lado, te lleva a sentir una conexión que
va más allá de lo humano.
Sin
embargo, es fácil confundir a la llama gemela con un alma gemela o
un alma muy afín, dado que estamos transformándonos, estamos siendo
cada vez más nuestro Ser manifestado en nuestro cuerpo físico.
Llegados
a este punto ¿qué podría decir entonces?
Que
améis, que acpeteis lo que llegue a vuestra vida como un regalo, ya
sea para aprender, ya sea para crecer o comprender, ya sea como
relación de pareja, o como amistad, pero vivid las relaciones desde
el alma, con amor, con respeto, practicando la incondicionalidad.
No
os cuestionéis tanto si esta persona es o no es la llama gemela,
fluid con lo que vuestro SER os indique, sentid, y dejad de pensar y
analizar tanto.
Las
informaciones sobre llamas gemelas están muy bien, sirven para
aprender desde el mental, pero no debemos olvidar que todo la
sabiduría de tu SER está en ti, y mucha más que puedes canalizar
si conectas con todo lo que tú eres en esferas muy elevadas.
Por
eso, amigos míos, es importantísimo conectar con nosotros mismos,
amarnos, ser conscientes de quiénes somos, reencontrarnos con
nosotros mismos, fusionarnos con nuestra llama interna y dejar de
buscar allí afuera lo que llevamos dentro de nosotros...
Sólo
así nuestra brújula, nuestro poder interior, nos guiarán hacia lo
que hemos venido a experimentar, a nuestra misión de vida, a nuestra
misión de Alma, y así lograremos ser el SER que somos, y traer el
Cielo a la Tierra.
Descarguemos
nuestra propia Esencia divina, nuestra Luz, en nuestro ser humano, en
la materia, y anclémosla en la Tierra...
Tras
ese acto sublime y maravilloso, es cuando se dan verdaderamente las
uniones divinas, ya sean llamas gemelas, almas gemelas, almas
afines...
Eso
son las almas gemelas anclando la luz...
Arael
Elämä y Araham
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