Os
voy a contar una historia, un cuento, una fantasía tal vez, algo en
lo que no creo, algo que sé, siento con certeza en mí, algo que muchos ya saben y que muchos otros
rechazan, o creen que es una ilusión inocente de algunos que nos
creemos iluminados.
No
es religión, ni es creencia, es sabiduría del Ser, tal vez transmitida a
través de muchas religiones, pero cada uno puede discernir desde su
alma o desde su mente...
Lo
que voy a expresar aquí es lo que mi Ser me dicta, no lo que mi
mente fabrica, aunque debo plasmarlo con palabras y debo usar el
intelecto para poderlo explicar coherentemente.
Usaré
ejemplos lo más acertados posible, pero todo cuanto explico está
contenido en un lenguaje que no alcanza a desarrollar toda la verdad,
así que puedo haberme saltado o equivocado en algún paso a la hora de
querer traducir la sabiduría colectiva del Ser.
Acceder
a esta información grabada en los registros de memoria colectivos no es
sencillo, pero cuando lo haces, todavía se hace más difícil
intentar plasmar todo cuanto asimilas, integras y comprendes.
Intentaré
ser clara y transmitirla de la manera más fiel posible, recordando,
sin embargo, que yo no tengo en mis manos toda la verdad, que cada
uno es libre de creer lo que transmito o desecharlo, al igual que yo
he sido libre de hacerlo antes de escribirlo.
Sin
juicio, sin ostentación, os comparto con amor parte de lo que he
sido capaz de comprender de la sabiduría del Ser...
Cada
Ser tiene un origen común, la Fuente Creadora, el Padre/Madre,
Dios/Diosa. Ese origen de luz y de amor del cual provenimos todos
contiene en sí mismo la energía masculina y femenina en una
comunión constante, una fusión de amor y de placer infinitos, un
entrelazado energético que origina una explosión constante que
genera vida en todo momento.
Es
evidente pensar entonces en la divinidad como algo completo,
perfecto, una luz cristalina que se expande cada vez más y más,
manifestándose en todas las realidades como fractales de sí misma,
incluyéndonos a nosotros los humanos. Dentro de cada uno de nosotros
se haya una parte de esa divinidad.
En
el momento en que una gota de luz se derrama de la Fuente, lleva
consigo el masculino y el femenino en esa unicón perfecta en
constante éxtasis. Sin embargo, ambas energías se separan para
experimentarse de otras formas. Así surgen en algunos casos las familias de almas, a
partir de cada una de las partes separadas.
En
el nacimiento de esa gota de luz, hallamos un ser divino doble, dos
gemelos unidos en una esfera que los mantiene en fusión. Cada gemelo
es un ser completo que lleva en sí mismo una parte del otro, así
como la Fuente divina se manifiesta en su presencia total.
En
el momento de la separación se convierten en dos energías
polarizadas y la fusión deja de ser completa. Cientos de filamentos
de luz les unirán para siempre, sin embargo, ambos experimentarán
como seres individuales.
Esto
es lo que llamamos gemelos cósmicos, complementos divinos, rayos
gemelos, llamas gemelas.
Como inciso haré
hincapié en la sagrada unión de estas dos partes, y en la importancia de
la sexualidad sagrada cuando ambas están encarnadas, pues las llamas
gemelas, cuando han conectado con su Ser divino, son capaces de
manifestar en una unión sexual más allá del plano físico, lo que
llamaríamos fusión del aspecto masculino y femenino, y por consiguiente,
experimentan el éxtasis total, la unión/fusión energética y física.
En muchas religiones la
sexualidad ha quedado relegada al ámbito del pecado y de la oscuridad,
quedando así ocultos los beneficios de la unión equilibrada de la
energía masculina y la femenina, y perdiéndose así una gran sabiduría
vinculada a lo más sagrado y puro, la energía de la kundalini, la
sexualidad como energía que nos conecta con nuestra divinidad. Más
tarde, en un intento de liberación sexual, se comenzó a usar el sexo
exclusivamente como placer corporal en una búsqueda inconsciente de esa
sabiduría. La sexualidad, ya sea entre llamas gemelas, a través de las
cuales se alcanzaría la totalidad de fusión energética y conexión con la
Fuente, ya sea entre almas afines o almas gemelas, es un acto de
responsabilidad, un acto sagrado, que debe tomarse como algo que nos
impulsa hacia nosotros mismos, hacia nuestra divinidad interior, y que
va más allá de la satisfacción de los instintos que como animales
todavía están impresos en nuestra genética.
Siguiendo con el momento de la separación de las dos energías llama, lo que ocurre es que, en
ese instante, estas energías comienzan su aventura. Toda su
sabiduría se contraerá en sí mismos y se permitirán extenderla a
través de experiencias en diversas realidades. En ocasiones la
experiencia podrá ser conjunta en los planos de conciencia más
elevados y cercanos a la Fuente, así, su unión todavía será muy
palpable entre ellos, no sentirán separación, sino compenetración,
unión, tal vez no fusión constante, pero sí podrán acceder a ella
siempre que lo deseen.
En
el instante en que deciden encarnar en un planeta de tercera
dimensión, todo cambia.
Toda
esa energía no puede ser integrada en un cuerpo físico humano, así
que tienen que ceder parte de esa energía, lo que llamamos Alma.
En
algunos casos, deciden ceder una parte nada más, en otros deciden
ceder más de una a diferentes seres humanos. Para llegar a eso lo
que hacen es muy parecido al proceso de mitosis de nuestras células.
Ceden una parte de sí mismos, crean al Yo Superior. Así habrá dos
partes, una que proviene de la energía femenina, otra de la
masculina. Cada Yo superior será el encargado de supervisar y guiar
a las Almas encarnadas que provengan de los Seres originales. Asi, el
Yo Superior de cada uno, crea otro ser a partir de sí mismo, y éste
comienza a dividirse, cada parte o gota de sí misma, se va
dividiento a su vez de dos en dos, como un racimo de uvas invertido.
El Yo superior quedará siempre en comunicación con todos sus
fragmentos, y el Ser divino que lo creó en contacto con él y con la
Fuente creadora.
Así
se crean las familias de Almas.
Una
vez que estas encarnan, podemos decir que son Almas gemelas, pero no
todas estarán en la misma línea temporal, ni en la misma realidad.
Estas
experimentarán el amor manifestado de diversas formas desde la
existencia humana, aunque también experimentarán odio, rabia,
dolor...emociones que como Seres elevados no conocen.
Así
el Yo Superior guía y se experimenta a través de las vivencias de
sus propios fragmentos de sí mismo, siendo el Yo superior de un
grupo de almas.
Así,
cada familia de almas tiene un yo superior común y otro individual.
El individual es una parte de sí mismo que está en los planos
internos del planeta, a modo de guía de ese ser humano en cuestión.
Todas
estas partes de un mismo Ser están en conexión siempre.
Pero
la energía del planeta también es una parte de la Fuente Divina,
otra gota de ella que decidió experimentar ser un planeta, y
funciona de la misma manera que en los seres humanos. El océano
tiene su Alma o conciencia, el viento, los bosques, las selvas, los
continentes, las islas, el sol, cada planeta, cadas sistema solar,
todo tiene Alma, todo es parte de la Fuente, los animales, las
plantas...
Y
por esa razón, todos formamos parte de una gran familia en conexión
constante. Algunos sentiremos más unión con el Mar, como es mi
caso, con los cetáceos, y otros con los bosques y montañas, otros
con una comunidad en especial, como los Mayas, o los Incas, pues
todos tenemos una memoria álmica familiar.
Esto
es como tener una familia compuesta por padres y hermanos, los más
cercanos energéticamente a ti, y luego tenemos a los abuelos, tíos
y primos, que quedan más alejados pero que están ligados a
nosotros.
Eso
sin olvidar que en nuestra memoria genética está toda la
información de quiénes somos como seres humanos.
Somos
Almas encarnadas, conectadas a un Yo superior, a un Ser superior y a
un Ser divino, que a su vez está conectado a la Fuente creadora.
Sin
embargo, existen Almas que provienen de otras realidades, que no
están encarnadas aquí reencarnando una y otra vez.
Son
Almas que vinieron directamente de la Fuente o de su Ser primigenio,
el cual no creó un Yo superior, sino que envió directamente a la
Tierra una parte de sí misma en una o varias líneas temporales, sin
hacer esas divisiones, sin crear familias álmicas en la Tierra.
Esos
Seres suelen haber habitado en otros planetas en estado etéreo, y
sus realidades están basadas en el amor incondicional.
Así
que su estancia aquí en estos momentos ha sido muy difícil de
asimilar.
Todos
ellos, Almas que están en la Tierra desde hace millones de años y
Almas nuevas, están en este momento bajo un mismo propósito, ayudar
al planeta en su evolución y a la humanidad para acompañarla en ese
salto cuántico evolutivo hacia el amor.
Todo
está conectado... Cuando empezamos a ser amor de verdad, a amarnos
incondicionalmente como seres divinos, y empezamos a ver en el otro
lo que somos nosotros, dejamos de odiar, envidiar, o desear hacerle
daño... Sólo deseamos amarlo...
Amate...ámame...ama
al prójimo como a ti mismo...
Azul
Zafiro...
Arael Elama
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