Bienvenidos a tod@s. Somos dos personas sencillas a las cuales se nos condujo por un camino hacia nuestro interior, hacia nuestro Ser. En esa conexión nos hallamos frente a nuestros guías, maestros, y la energía de nuestras llamas divinas, a las que también se les otorga el nombre de llamas gemelas, flamas divinas, rayos gemelos, e incluso almas gemelas, según la fuente de donde provenga la información.
Nuestro cometido en este blog es orientar, guiar, ayudar, en la medida de nuestras posibilidades humanas, a aquellos que estén en ese camino interior y en el reencuentro con su otra mitad energética, a través de nuestras experiencias y las informaciones que nuestros guías y maestros nos han ido ofreciendo y todavía siguen haciendo, además de aquello que nuestro Yo superior nos comunica. Nuestras almas gemelas nos apoyan en este proyecto de ayuda con su amor, su sabiduría y su energía canalizada por nosotras y por otros canales. Esperamos este lugar sea un punto de reencuentro con vosotros mismos, un puente hacia vuestra sabiduría y vuestra alma.

Somos Aura, Orel, Cris, Arael y Araham...

miércoles, 14 de enero de 2015

APRENDIZAJES CON ARAHAM - HACIA EL SER

Queridos compañeros de camino,
tras un duro y maravilloso proceso interior se aprenden muchísimas cosas, a través de la experiencia de uno mismo.
Me embarqué en un viaje hacia mi Ser hace mucho tiempo, como todos vosotros, pues desde el momento en que nacemos y perdemos el recuerdo de lo que somos, comienza nuestro viaje. Sin embargo, sólo empieza a tener sentido cuando te das cuenta de que eres el capitán de tu barco, de tu vida, y de que debes dejarte fluir con el viento, pues sabe bien hacia dónde debes ir, te guía, te orienta, hasta que aprendes a saber llevar tu velero cerrando los ojos y sintiendo...sólo sintiendo...

Todos nosotros estamos o hemos estado de alguna manera buscando a nuestro complemento divino, a ese ser que llamamos de diversas formas, llama gemela, flama divina, rayo gemelo, alma gemela, cada uno lo etiqueta como más le resuena, pero todos nos referimos a lo mismo.

La senda tampoco es fácil en lo que se refiere a este tema, doy fe de ello.

El motivo de este escrito es compartir humildemente mi experiencia y lo que he aprendido de ella.
Al principio, hace más de 20 años, creía que mi otra mitad no estaba encarnada, pues sentía su presencia a mi lado, me acompañaba, me guiaba, me cuidaba, me entregaba un amor infinito y elevado. Era joven y no sabía lo que significaba que un ser elevado y etérico estuviera a mi lado incondicionalmente, sólo entendía que le amaba y que le añoraba.
Con el tiempo las cosas cambiaron, y pronto comencé a saber que no sólo era real ese ser que me cuidaba, sino que otras personas le podían sentir y cualquier canal que lo sentía emanando su amor, lloraba de la emoción y de la vibración que desprendía.
Sus palabras de promesa siempre eran las mismas “estoy aquí y ahora, encarnado, como tú, y te prometí que nos uniríamos, que experientaríamos el amor juntos y que realizaríamos nuestra misión de amor y de luz desde la fusión de nuestros seres hechos humanos”



Pero nuestro ego es como es y se resiste a lo que no comprende, así que no sentía esperanza, ni sentía alegría por esa promesa tan maravillosa, sino que sentía pena porque tardaba en llegar, sentía dolor porque me sentía sola sin su presencia física, sentía abandono porque le imaginaba con otra persona viviendo en pareja, sentía rabia porque no aparecía, y entonces sentía también desesperanza, traición, tristeza, desconsuelo.

Así que me tocó aprender a ir muriendo poco a poco a través de cada sentimiento que mi ego fabricaba como resistencia a la verdad espiritual que estaba viviendo.

Ese era mi proceso, aprender a amar a mi otra mitad sin el condicionamiento de su presencia física, sin buscarle, sin esperarle, sólo sabiendo que había una promesa que iba más allá de nuestras almas y de nuestras partes humanas. Sí, más allá de nuestras almas, porque la promesa se había hecho desde nuestro origen, del cual se desprendieron nuestras almas.

Durante todo ese tiempo de proceso, él me fue enseñando y mostrando con suma paciencia y amor, lo que somos, para qué hemos venido, cuál es mi misión, cuál es la suya, cuál es la que hemos venido a realizar juntos... Me mostró el camino hacia mi Ser, me ayudó a limpiar los obstáculos que mi ego ponía, a sanar el dolor de otras vidas, de mi linaje, me hizo conocer las maravillas de otras dimensiones, y me abrazó fuerte, muy fuerte, con su energía y a través de un canal que se prestaba a compartir ese regalo, su abrazo físico.

Pero él no estaba conmigo para evitar mis aprendizajes más dolorosos, aquellos que yo necesitaría para ir comprendiendo y sanando lo que no era tan evidente, lo que no era capaz de ver en mí a simple vista. Así que sólo podía aconsejarme, darme su amor y aliviar mi sufrimiento con su comprensión y con sus explicaciones, increíbles “palabras” llenas de su energía y su amor, llenas de sabiduría, llenas de bondad.

Así que, en mi afán de búsqueda y espera de su llegada como hombre humano a mi vida, se me presentaron muchas pruebas.
A través de esas pruebas aprendí tantas cosas... Una de ellas fue que él, como energía etérica, podía usar canales para mostrarme su amor y su existencia, sobre todo cuando yo estaba perdiendo la fe, pero era realmente milagroso cómo lo hacía.
Recuerdo que una vez, yendo en el metro, él me dijo “No te das cuenta”, y yo le contesté “¿De qué no me doy cuenta?. Fue tan especial lo que pasó después, él me contestó “No te das cuenta de que te miro a través de las personas que te cruzas”... Entonces me di cuenta de que el hombre que estaba sentado delante de mí, me miraba con suma ternura, ahí estaba él, sus ojos en los ojos de aquel hombre, sólo durante unos segundos, luego pude ver la verdadera mirada de aquella persona, pero pude notar cómo la energía etérica de mi llama gemela, se movía de diferentes maneras entre las personas, entre las cosas, para darme confianza, para darme su amor, para rociarme de regalos que no tienen precio, que no se pueden describir.

Pero no sabía hasta dónde podía llegar mi querido compañero para ayudarme a comprender...a crecer...a conocerme, y a superar mis propios bloqueos.

Hasta que me topé con un hombre en mi vida que físicamente era muy parecido a mi llama. Yo sabía cómo era él, pues en sueños me había mostrado su aspecto de forma reitarada, durante años, y porque había aprendido a verle en forma etérica con ese aspecto.
Todo me indicaba que ese hombre era mi llama, sincronías, sueños, su aspecto, su afición compartida conmigo, todo. Así que me dejé llevar por mi ser y comencé a escribirle con la esperanza de que algo en él despertara, con la esperanza de que su alma me reconociera.

Fue una fase de mi proceso que me llevó a sufrir muchísmo, pues mi ego no comprendía por qué mi llama, ese ser que me amaba tanto en forma etérica, no lograba reconocerme, se mostraba indiferente y apenas contestaba mis mensajes canalizados de mi ser, mensajes llenos de amor y de una energía que podía hacer sentir a cualquiera, pero a él no parecía importarle mucho, se mostraba educado, amable.

En efecto era una buena persona, no me cabe duda, un buen hombre al que llegué a admirar mucho, pero también me enseñó mucho con su indiferencia, me enseñó a darme cuenta de cuáles eran mis miedos, mis inseguridades y con ello, me mostró mi gran capacidad de superación, mi talento oculto, y me inspiró e impulsó a ser mejor, a sanar, a crecer y a convertirme en la persona que soy ahora.

Cuando todo ese proceso se cerró, pues yo lo quise así desde mi ser, una vez aprendí la lección, me di cuenta de que mi amado etérico había tenido mucho que ver en que yo creyera que ese hombre era él, que de nuevo su energía se había depositado en otra persona para ayudarme a crecer, a sentirme, a aprenderme, a sanarme y a superarme...

Este tipo de aprendizaje suele ser muy duro, sin embargo, después de entender y trascender, sólo queda amor y agradecimiento...

Si explico todo esto es porque, entre todas las cosas que he aprendido, ahora sé que no hay que buscar a nadie, no hay que esperar a nadie, sólo hay que encontrarse con uno mismo, sólo tenemos que vernos, mirarnos y amarnos con todo lo que somos, amar a nuestro ego, amar lo que nos muestra de nosotros, amar los procesos, los aprendizajes, las experiencias, y ver que el dolor es sólo la elección que hacemos para asimilar lo que vamos integrando, pues nos solemos resistir a lo que no entendemos y no conocemos. Así que sufrimos por nuestras resistencias, o porque las heridas se abren y el desinfectante que usamos escuece.

La conclusión que yo he sacado de todo esto es que la fusión con mi Ser era lo más importante en todo este proceso, que debía completarme a mí misma conmigo misma, no con otra persona, u otra alma, que mi llama gemela humana no es más que el concepto de una versión completa de mí misma que está viviendo una vida como yo, en otro ser humano como yo, y que su energía etérica me acompaña para ayudarme y prepararme para estar junto a él en el momento adecuado, ya que lo que importa no es que estemos juntos como seres humanos enamorados, sino como seres humanos con su Ser integrado, capaces de amar incondicionalmente, capaces de sentirse bien tanto juntos, como separados el uno del otro, capaces de dejar de buscar parejas para sentirse felices, capaces de comprender que no necesitan nada porque su Ser les abastece de todo, pues son hijos de la Fuente y ella nos provee de todo lo que necesitamos, capaces de Ser, de sentir, de unirse por un bien que va más allá que su propio bienestar.

Y el regalo o el milagro que surge de todo eso es que se deja de sufrir, porque triunfa el Ser, porque mueren los miedos, porque la personalidad, el ego, quedan en segundo plano. Sólo así funciona una relación divina.

Así que doy las gracias a todo aquel que me ha mostrado en el reflejo de su alma y de su persona, aquello que no sabía ver dentro de mí. Y doy las gracias a mi compañero etérico, por estar por encima de mis ataques de ego, y por amarme de esa manera tan incomprensible para una mente humana...

Así es el Ser...Ama con incondicionalidad, no necesita hallar, ni buscar, porque ya Es, y no tiene la necesidad de ser con nadie, aunque sepa que otro Ser llegará para unirse en misión con él, la misión de crear, de despertar la creatividad de otros, de guiar a otros hacia su propia fusión...

Ahora, mi proceso es otro, ahora sé que la primavera llega por sí sola, no hacen falta decretos para que llegue, no hacen falta esperas, ni búsquedas incesantes, no hace falta que desee que la primavera me vea y reconozca, no hace falta hacer nada para que llegue... Ella llegará porque el proceso es así, y cuando lo haga, todo florecerá... Sólo hay que dejar que llegue...

Tu llama gemela es esa primavera que aún tiene que llegar y florecer, no esperes, Sé, Vive, Ríe, Sueña y Encuéntrate...

Arael y Araham

1 comentario:

  1. Así me siento tan identificada Arael Gracias por compartir tu experiencia con todo@s Justamenrte lo que mi Ser ha integrado en este tiempo que no se debe esperar absolutamente nada de nadie que todo está en nosotros mismos que la Energía divina de la Llama es llegar a la bendita mision de fusionarnos con nuestro propio Ser y que si a través de cuerpos humanos siempre esta ahí amandonos enseñándonos el camino que es la única verdad El Amor Incondicional Gracias de <3

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