Estoy hablando con Orel. Se acerca a mí y me
abraza. Es un momento sublime. Me pide
que bailemos, me susurra al oído una canción que su humano me cantaba: “Nunca he podido
encontrar un amor igual que tú”. Cuando nos estamos abrazando, siento mis
alas que se abren y le abrazan. ¡Nunca había sentido que se abrían! Nos fundimos en un abrazo de amor. De mi
corazón sale mucha luz y le envuelvo, le cubro entero de luz blanca. Él
entra casi en éxtasis por esa luz. Permanecemos así unos minutos. Después veo
que saca una flor blanca de su corazón y la pone en mi pecho. Sé que esa flor
simboliza una parte del alma de Orel.
Marzo 2013
Aura
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