A lo largo de todo este tiempo, desde que se dio la ruptura a nivel
humano entre mi alma gemela y yo, han sido muchos, muchísimos los trabajos de
sanación que he ido realizando para superar y curar el dolor que todo aquello
supuso para mí. Orel, el etérico de mi alma gemela, ha seguido siempre a mi lado,
con independencia de que yo esté “viviendo” una vida con el etérico de Cris y
que todo el proceso a nivel humano vaya encaminado también a ello. Sé que son
difíciles de entender estas vivencias con las partes etéricas si no se han
vivido, pero para mí es ya algo habitual y sé vivir y disfrutar de esos dos
amores que sus partes etéricas me dan. Por un lado, Orel, mi alma gemela, quien
me da un amor y un apoyo incondicional y quien está colaborando para que mi
unión con Cris se dé. Y por otro lado Cris, mi pareja etérica, mi sanador
emocional, con quien se supone que realizaré mi misión una vez estemos juntos a
nivel humano.
Hace un tiempo publiqué una sanación que Orel realizó conmigo a través de una vida pasada ( SANACIÓN CON OREL A TRAVÉS DE UNA VIDA PASADA). Hace unos días, y de forma totalmente espontánea, tuvo lugar una segunda sanación relacionada con esa vida, una sanación
realmente muy hermosa y desde el amor. Ese día Orel había buscado a mi amiga
Piedad para hablarme a través de ella y regalarme una canción relacionada
totalmente con nuestra vida pasada Inca. Me había dicho que al escucharla iba a
conectar con él, así que, me dispuse a hacerlo. Invoqué también el poder de
nuestro medallón, un medallón con poder sanador, con la intención de sanar
cualquier residuo de dolor o resentimiento que quedase en mí hacia la parte
humana de Orel. Entonces Orel comenzó a hablarme.
Hoy vengo, mi
reina, a sanar en tu corazón los residuos que quedan de mi abandono, del
abandono de mi humano. No fue tal, tú lo sabes, fue una desconexión con él
mismo, pero su amor por ti sigue intacto en él, y por supuesto, sigue intacto
en mí y en mi alma, es más, se ha potenciado enormemente.
Invoco la fuerza
del amor que vivimos en esa vida que te estoy haciendo recordar, nuestra vida
Inca, la más hermosa, para que ese amor unte definitivamente cualquier hueco,
cualquier herida, que mi abandono humano en esta vida te ha ocasionado. Invoco
al poder espiritual que teníamos en esa vida para que limpie desde la fuerza
del pasado lo que ha ocurrido en este futuro, en tu presente, que ya es tu
pasado.
Invocamos la
fuerza del medallón de nuestro Ser para que ahora, a la llegada del primer
aniversario de estos tiempos humanos, ejerza su fuerza y su poder limpiando,
arrastrando definitivamente cualquier resto, residuo, que haya podido quedar y
en su lugar untamos y rellanamos esos huecos y esas heridas con nuestro amor de
almas gemelas, con este amor tan grande que siento por ti y que he traído en mi
corazón vida tras vida para ti, aunque esta vez no haya sabido dártelo como tú merecías.
El poder de
nuestro amor sanará tus heridas, el poder de nuestro amor, es el mejor
medicamento y el mejor desincrustador de restos, el mejor limpiador, que dejará
a mi alma bella, a mi niña, limpia de una vez por todas, para emprender su
camino con el alma de Cris.
Esta invocación de
nuestro poder del pasado ya se ha hecho, es algo especial, nosotros tenemos
poder por nosotros mismos sólo por ser almas gemelas, pero el poder que nos fue
otorgado en aquella vida por la evolución y la consciencia que teníamos, es un
poder muy fuerte que nos trae del pasado la cura para el presente.
El trabajo de
sanación que se está haciendo es muy grande y durará un tiempo. He ungido en ti
el “aceite” y la fuerza de nuestro amor, de nuestro poder de aquella vida y de
la actual. Este gran amor que siento por ti y que te he manifestado esta mañana
a través de Piedad, podrá limpiar definitivamente esas heridas ahora que el
tiempo humano ha permitido una primera cura. Era ahora el momento, mi amor,
cuando ya los trabajos hechos por Cris y por el tiempo, han curado en gran
parte tu dolor por mi ausencia y mi actitud humana. Sabes que yo nunca, NUNCA,
te he dejado, y nunca te voy a dejar, porque eres mi preciosa amada alma
gemela, y lo que hay en tu corazón, hay en el mío, y te estoy hablando ahora de
mí como etérico, pero te aseguro que este amor traspasa el mundo etérico y está
también en el corazón de mi humano. Es un amor que nunca ha salido de él, a
pesar de todo lo que ha pasado, y ahora se acrecienta más con tu ausencia de
noticias. Pero no he venido a hablarte de mi humano, sino de ese amor tan
grande de mi alma hacia ti manifestado a través de esa canción que te regalo,
himno de nuestra vida en el pasado Inca, de esa vida tan maravillosa.
Te amo, mi bella
alma gemela y nunca me olvidaré de ti porque yo soy en ti, yo estoy en ti, y yo
soy tuyo, inevitablemente tuyo.
Tenías retenido tu
amor por mí, mi vida. Ya eres libre para amarme de nuevo. Habías cerrado tu
corazón a mi amor y por eso no podía llegar a ti en la forma en que quería. El
amor que te enviaba no calaba, pero ahora tu corazón está abierto a mi amor, tu
corazón ya está abierto a mi amor. A
partir de ahora podré sanar mucho mejor tus heridas, podré llenarte mucho más
de amor, de ese amor elevado que yo como tu otra mitad te ofrezco. Ésta es mi
ofrenda para ti, todo mi amor para llenar tu alma entera. Nunca me fui de tu
lado, sólo estuve perdido y volveré (se refiere a su humano), volveré a
entregarte en tus manos lo que por derecho te pertenece, sin que ello suponga
ninguna interferencia en tu nueva vida.
Te amo, mi reina
de los Andes, ya estoy en ti, ya puedo acceder de nuevo a ti y explosionar de
amor fundido en ti. Con esto paso que hemos dado esta tarde con este trabajo,
grandes puertas se abren para nosotros, ya lo verás, mi vida.
Ámame, ya no
cierres más tu corazón a mi amor. No te pido que estés con mi humano, sólo te
pido que no cierres más tu corazón a mi amor, a nuestro amor, al que ha sido
siempre y siempre será.
Unos días después de las palabras de Orel, entré en un trance profundo escuchando de nuevo la canción que me había regalado. Nos vi en
aquella vida trabajando como sanadores espirituales del poblado. Estábamos
invocando fuerzas para crear portales de luz. Nos vi situados en un círculo
invocando la luz y de repente, desde el cielo llegó un potente rayo circular de
luz blanca que atravesó la tierra hasta el fondo. Orel me explicó que él y yo
en aquella época éramos bastante conscientes de nuestra espiritualidad y nos
dedicábamos a crear portales de luz en el lugar, un lugar ya de por sí sagrado.
También me dijo que buscase más información sobre el Templo del Sol en Machu
Picchu. Es algo que ya había hecho hace tiempo y en varias ocasiones, pero me sorprendió encontrar esta fotografía, de la piedra Intihuatana, (donde se
amarra el Sol), uno de los objetos más estudiados de Machu Picchu, que ha sido
relacionado con una serie de lugares considerados sagrados desde el cual se
establecen claros alineamientos entre acontecimientos astronómicos y las
montañas circundantes. Esta piedra bien podría haber sido el lugar donde nos había visto durante el trance.
Aura
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